lunes, 2 de diciembre de 2013

Crecen las llamadas de menores al 112 al proliferar los teléfonos móviles


Un niño de 8 años avisó de que su madre estaba sufriendo un ataque epiléptico y otro de 11 de que su abuela se había caído en casa

AINHOA DE LAS HERAS | BILBAO | eldiariovasco

La proliferación de los teléfonos móviles ha llegado también a los niños. Saben cómo funcionan, los tienen a mano y no dudan en usarlos cuando los necesitan. El centro coordinador SOS Deiak-112 ha registrado «un incremento significativo de llamadas de gente joven», aunque no puede establecerse un dato porque «el operador cuando alguien llama diciendo que se quema su casa no le pregunta cuántos años tiene, aunque puede suponerlo por el tono de su voz», explica Pedro Anitua, director de Emergencias y Meteorología del Gobierno vasco.

En su opinión, el hecho de que también los menores marquen el 112 y avisen de problemas «es positivo, la intervención es más rápida, acortamos tiempos», se felicita. Una parte de esas llamadas se producen los fines de semana cuando los chicos salen en cuadrilla y alguno de ellos sufre algún percance. En cuanto uno se siente mal, sus amigos piden ayuda al 112 y suele haber varias llamadas de ese mismo círculo de amigos.

Otras veces son niños que avisan de algún problema en su domicilio o de que se encuentran solos en casa. El pasado mes de octubre, por ejemplo, un chaval de 11 años llamó desde Gernika diciendo que un familiar había perdido el conocimiento. «Mi abuela se ha caído», acertó a decir el niño, alterado. La decisión del pequeño permitió que los sanitarios acudieran a la vivienda y atendieran a la mujer de inmediato.

Otro menor de 10 años que se quedó solo en su casa de Lezama comenzó a ponerse nervioso. No podía salir de la vivienda, no estaban sus padres y se sentía encerrado. La Policía se acercó al domicilio, en el que ya se encontraban los padres. «Los chavales son proactivos, llaman y el 112 dan respuestas a tus preguntas», afirma Anitua.

Más recientemente, un niño de 8 años llamó al 112 porque su madre estaba sufriendo un ataque epiléptico. En su lenguaje, el crío explicó que «era uno de esos en los que no se puede morder la lengua». En el piso había además otros dos menores. El pequeño facilitó todos los datos correctamente. El incidente se produjo de madrugada. Una ambulancia se desplazó hasta la dirección indicada por el niño y su madre pudo ser trasladada al hospital.

El 112 registra cada día 3.500 llamadas, 150 a la hora, lo que supone 1.300.000 al año en el País Vasco. El teléfono está constantemente sonando. El 30% de los contactos son las consideradas «llamadas huecas», en las que nadie contesta al otro lado, bien por un fallo o porque «como sólo hay que dar una tecla», el teléfono marca solo. Las llamadas falsas suponen un porcentaje mínimo, de 100 al año, menos que las que se producen en una hora. «Existe una conciencia importante de que los servicios públicos no son para jugar, que no se puede hacer un mal uso. Además, en la actualidad, el comunicante «está identificado». Cuando se demuestra que ha habido una llamada intencionadamente falsa, el autor es multado.

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