viernes, 28 de enero de 2011

Una cuchilla de batidora, de la papilla al estómago de un bebé


elcorreo.com
Un niño bilbaíno de dos años se tragó parte del aspa del electrodoméstico, que expulsó cinco días después con las heces

Pasamos unos días terribles, pendientes del menor gesto del niño», dice el padre.Parece una de esas leyendas urbanas que provocan desasosiego entre los padres primerizos pero, en esta ocasión, ocurrió de verdad.

Asier, un niño bilbaíno de 22 meses, se tragó parte de la cuchilla de la batidora con la que su aita acababa de prepararle una papilla de cereales. El aspa se partió e, inexplicablemente, un trozo de metal de cerca de 2 centímetros se mezcló con el alimento y pasó sin problemas por el esófago del menor hasta su estómago, donde fue localizado en una radiografía hecha días después en el hospital de Cruces.

La familia del pequeño pasó cinco días «terribles» hasta que el niño, de forma natural, expulsó el objeto cortante con las heces. «Los médicos nos dijeron que podíamos dar gracias porque no le había ocasionado ningún desgarro interno», comenta aliviado su padre, Santiago Solano.

Esta historia de miedo con final feliz comenzó en noviembre de 2009 cuando la familia compró una batidora en el centro comercial Carrefour de Erandio. Les costó 29,90 euros, según consta en el ticket que guardan junto a los informes médicos del niño y las denuncias ante la oficina del consumidor.

El electrodoméstico, de marca blanca, funcionó bien hasta el 26 de diciembre, día en que Santiago preparó una papilla de cereales para el desayuno de Asier. El niño la comió sin problemas y fue su mujer, Laura, quien descubrió al fregar la batidora que no tenía las cuchillas. «Miró en el cuenco y entre los restos de la papilla descubrió parte de las aspas», recuerda.

Pero la cuchilla no estaba completa. Alarmados, los padres buscaron por la cocina, entre los platos del fregadero, pero no aparecía. Ni rastro. Sólo cabía una posibilidad: que se la hubiese tragado Asier. «Mi mujer estaba histérica pero yo en esos momentos creía imposible que eso hubiese podido pasar. ¡Pero si el niño escupía hasta la menor pulpa de fruta que se colaba en la papilla!».

Entonces, decidieron llevar a Urgencias a Asier, que no presentaba síntomas de tener molestia alguna. «Yo -se sincera Santiago- lo hice más por tranquilizar a mi mujer, porque no me lo podía creer». En el hospital de Cruces, los médicos optaron por someter al menor a un detector de metales para evitarle la exposición a los rayos que conlleva hacer una radiografía. La sorpresa fue mayúscula cuando la máquina comenzó a pitar a la altura del abdomen.

Indemnización «irrisoria»
Los médicos, ante el buen estado del niño, le dieron el alta y recomendaron a los padres que le administraran una dieta rica en fibra y vigilaran las deposiciones. «Pasamos unos días horribles, preocupadísimos, pendientes del menor gesto de Asier».

Su angustia se fue incrementando al ver que pasaba el tiempo y la cuchilla seguía sin aparecer. Entonces, acudieron de nuevo a Urgencias, donde realizaron al menor una placa que confirmó la presencia de un «cuerpo extraño a nivel de colon ascendente», según consta en el informe de Cruces. «Los médicos nos dijeron que fue una suerte que no se le hubiese quedado atravesada en el esófago». Al día siguiente, Santiago y Laura descubrieron con alivio el trozo de cuchilla entre las cacas del pequeño, que ahora va a cumplir tres años.

Nada más tener conocimiento de lo sucedido, Carrefour retiró la batidora del mercado. Santiago ha querido hacer pública ahora su historia, un año después, porque está descontento con el trato dispensado por la compañía. «En ningún momento se han interesado por el niño.

Se han limitado a ofrecernos 300 euros como indemnización, a través de su compañía de seguros, porque el niño no sufrió daño físico. Lo hemos rechazado porque es una cantidad irrisoria que no cubre el daño moral y las molestias que nos ocasionaron». Santiago no oculta que, durante este tiempo, ha intentado negociar una compensación económica que, en su día, estimó en 4.000 euros. «No busco dinero, ni pretendo ir a los tribunales, pero creo que un caso tan grave no les puede salir gratis».

Fuentes de Carrefour reconocieron los hechos y aseguraron que, en su día, «estuvimos pendientes del estado del menor y se pidió disculpas a la familia». Según una portavoz, la aseguradora ofreció los 300 euros a la familia como «gesto de buena voluntad» porque «legalmente no estamos obligados a nada dado que el niño no sufrió daño alguno». «Mucho nos tememos que lo que busca la familia es dinero, porque si no, no se explica que lo hagan público ahora, un año después». Carrefour «no puede ceder a chantajes de este tipo», insistieron

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