domingo, 17 de octubre de 2010

Urbia clama SOS


elcorreo.com - Alava
La DYA de Álava entrega botiquines a pastores del parque para socorrer a turistas y montañeros

A 1.200 metros de altura, la vida transcurre de otro modo. La naturaleza y la meteorología marcan un ritmo ajeno al de las ciudades, aunque el aire puro, los verdes prados y la fauna silvestre no impiden que quienes allí moran no sufran accidentes. Es el caso de los pastores y familias de las campas de Urbia, en las faldas del Aizkorri. Durante los aproximadamente seis meses que viven en las bordas de montaña, donde cuidan de las ovejas y elaboran queso, se sienten «totalmente desasistidos» por los servicios de emergencias, que difícilmente pueden acceder a la zona.

Y es que además de estas familias son muchos los montañeros y turistas que acuden a este idílico paraje y sufren caídas y lesiones debidas en gran mayoría a las imprudencias. «Nos viene gente con roturas, hemorragias... He visto de todo. Hace poco un señor de 75 años subió al Aizkorri a las tres de la tarde, a pleno sol, y llegó deshidratado. Muchos no conocen bien el camino o se pierden, y debemos socorrerles. No vamos a dejarles ahí mientras se desangran esperando a que llegue alguna ambulancia. Aquí hace falta rapidez», sostiene Mari Paz Oiarbide, pastora de la caseta Oltza.

Conscientes de la necesidad de asistencia en el parque, que crece en la época estival por la gran afluencia de excursionistas, efectivos de la DYA de Álava decidieron entregar recientemente seis botiquines e información sobre primeros auxilios a estas familias. «Cuando se produce alguna situación de emergencia que requiere inmovilizar al herido e intubarlo sólo se le puede trasladar en una ambulancia todo terreno o en helicóptero, por lo que los operativos se complican», explica Kepa Gordo, del Grupo de Rescate de Montaña de DYA Álava, que entregó los botiquines junto a Andrés Picón.

Caminos complicados
Este voluntario tuvo que bajar recientemente a un hombre con una costilla rota al ver que nadie más le atendía. «La pista está llena de baches y agujeros, algo que restringe el acceso a vehículos 4x4. Si la arreglasen, las ambulancias podrían subir». La experiencia de este vecino de Araia, que ha participado en innumerables búsquedas y rescates en las alturas del pirineo vasco y navarro, le muestra que la asistencia actual no es eficaz y si llega se pierde mucho tiempo por culpa de un «protocolo desactualizado».

Para muestra, un botón. El marido de Eli Arrillaga, de la borda Aizpea, sufrió una hernia discal recientemente, y aunque llamó al 112 no le mandaban ninguna ambulancia y ni siquiera sabían localizar el enclave. «Ya no sabes a quién llamar y al final te ves obligada a bajar al herido en tu propio vehículo o pedir favores personales. Y si es algo más grave y requiere auxilio inmediato, ¿qué hago, esperar mientras el paciente empeora o trasladarlo por mis medios y asumir la responsabilidad?», cuestiona.

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